Investigadores confirman que un pato cautivo aprendió a maldecir
Un pato almizclero macho australiano (no Ripper the Cursing Duck). Katarina Christenson/Shutterstock
En 1987, un investigador llamado Peter J. Fullagar sacó su grabadora de cassette Sony Walkman Professional para capturar las vocalizaciones inusuales de un pato cautivo. El pato gritó repetidamente "maldito tonto" cuando se enfureció por la presencia de extraños, para el disfrute de Fullagar. Una nueva investigación muestra que este pato estaba, de hecho, imitando algo que escuchó de los humanos.
Las grabaciones del pato almizclero macho australiano, llamado Ripper, se guardaron en los pasillos de la Colección Nacional de Vida Silvestre de Australia antes de ser redescubiertas por el profesor Carel ten Cate de la Universidad de Leiden. El análisis demuestra que el pato maldijo repetidamente "maldito tonto" y podía imitar el sonido de una puerta que se cerraba. En una grabación, incluso suena como si el pato estuviera tratando de decir "maldito gilipollas".
Los patos almizcleros rara vez se mantienen en cautiverio porque, como sugieren estas grabaciones, son unos completos imbéciles (también huelen a basura durante la temporada de apareamiento). Tal vez tenga algo que ver con la forma en que se crían: las madres de patos almizcleros rara vez producen más que unos pocos huevos y cuidan a sus bebés durante mucho más tiempo que otras razas de patos.
Por esta razón, los patos almizcleros nacidos en cautiverio deben ser aislados y alimentados por los cuidadores durante varias semanas antes de que puedan unirse a otras aves acuáticas. Pasan mucho tiempo aprendiendo y vinculándose con sus cuidadores, una situación que podría promover algo llamado “aprendizaje vocal".
La mayoría de los animales tienen la capacidad de aprender nuevos sonidos y sus significados asociados, pero el aprendizaje vocal se considera en gran medida un rasgo humano. Es el proceso de aprender a crear nuevos sonidos a través de la imitación u otros medios, y aunque Ripper no podía hablar como un loro, su maldición es una señal segura de aprendizaje vocal.
No debería ser una gran sorpresa, pero Fullagar afirma que otro pato en cautiverio con Ripper aprendió a imitar su ruido de portazos. Este pato le enseñó a uno de sus descendientes a hacer el mismo sonido, que Fullagar capturó en 2000 (mucho después de la muerte de Ripper).
Los biólogos están atrapados en una posición extraña aquí. O han subestimado las habilidades de aprendizaje vocal de los animales, o los patos almizcleros están desarrollando nuevos hábitos que respaldan el fenómeno. Tal vez ambas situaciones sean ciertas; de cualquier manera, quiero escuchar a un pato maldiciendo en persona, así que es mejor que los científicos inteligentes averigüen esto pronto.
Fuente: The Guardian a través de Ars Technica